*Aumento desmedido y abusivo de la canasta básica
Redacción/
CDMX
El sector más vulnerable del país sufrió un nuevo revés al acudir a los centros comerciales para adquirir su comida diaria, encontrándose con precios por encima del 40 por ciento en algunos productos como el frijol, el aceite comestible, el arroz, los huevos, las harinas, y productos perecederos como la carne, el aguacate, la papa y el tomate.
Aunque especialistas en economía han advertido que en promedio los 121 productos que integran la canasta básica aumentaron un 20 por ciento bimestral, hay otros que definen que comparado con el 2020 ha aumentado alrededor de un 50 por ciento, sin embargo, la realidad es que hay productos como el tomate y el aguacate que han tenido picos de aumento de un 200 y hasta un 400 por ciento, un ejemplo es el tomate que llegó a costar 5.90 en este mismo año y esta semana alcanzó los 34 pesos.
El aumento de los precios en otras épocas estaba regido por la oferta y la demanda, a mayor producto en el mercado menor el precio, a menor producto en el mercado mayor el precio, sin embargo durante la pandemia los precios aumentaron desmedidamente en todo el país, esto se atribuyó al acaparamiento de productos, a la lentitud en la cadena de distribución y el abuso de mayoristas y minoristas al fijar precios sin recibir ninguna sanción.
A pesar de que existe un programa especial de la Profeco denominado “Operativo Especial para Pollo, Huevo, Tortilla, Leche, Frijol, Carne de Res y Carne de Cerdo” la realidad es que el pollo entero aumentó de 32 pesos a 49 pesos el kilo en promedio, el huevo de costar 42 pesos la tapa con 30 unidades ahora cuesta 59 y hasta 72 pesos, el kilo de tortillas pasó de entre 15 y 16 pesos a 20, el kilo de frijol bayo pasó de 27 pesos a 46 pesos, mientras que la carne de res (bisteck) aumentó de 135 a 179 en centros comerciales y la de cerdo de 90 a 130 pesos el kilo.
Todos los productos de la canasta básica sufrieron un aumento desmedido, agresivo y sin justificación válida, los más afectados fueron los más pobres que dependen de esta dieta para subsistir, sin que el incremento del salario sea equiparable con el aumento de los productos alimenticios por lo cual muchos mexicanos han aumentado sus deudas y sus jornadas laborales para poder llevar la comida a casa.